Hace algunos días se llevó a cabo el proceso para elegir Directorio Nacional y Directorios Regionales por un próximo período de dos años en nuestro Colegio de Kinesiólogos. Para este evento las cifras daban cuenta que alrededor del 17% de los 4.760 kinesiólogos inscritos en los registros del Colegio se encontraban habilitados con sus cuotas al día para participar en el proceso.
Como resultado global ningún Consejo Regional pudo cumplir con este mandato estatutario por falta de candidatos, y el nuevo Directorio Nacional fue elegido con la participación de menos de un tercio de los socios habilitados. Dicho de otro modo, hemos elegido un Directorio Nacional con algo más del 5% de todos los kinesiólogos inscritos en el Colegio.
Esta situación no deja de ser alarmante, sobre todo en profesionales que constituyen la masa pensante del país por el sólo hecho de ser universitarios y que deberían comprender que la democracia no es sólo un sistema político, sino también un modelo de vida y un ideal que orienta a la convivencia social.
Este 5% que ha votado en nuestro proceso eleccionario, viene a ser y se asemeja a lo que eran los “eupatridas” o bien nacidos de la Antigua Grecia, en cambio los que no han participado se asemejan a los esclavos que no gozaban de ningún tipo de participación.
¿Con qué autoridad reclamamos a nuestros dirigentes de los bajos aranceles, de una capacitación centralista o falta de campo ocupacional? Con qué autoridad se recurre a la irreflexiva pregunta ¿qué me da el Colegio o qué hace el Directorio?
No resulta necesario describir cada una de las acciones gremiales que ha llevado adelante el Colegio para que en poco más de medio siglo el kinesiólogo de hoy haya alcanzado el status que posee, y si alguno lo duda, que se remita a darle una lectura a la Historia de la Kinesiología en Chile.
Hace más de dos milenios ya había seres humanos luchando por las ideas de Libertad, Justicia e Igualdad, pero sobre todo, en esta lucha participaba todo el pueblo. La noción de democracia en la Antigua Grecia nació de las transformaciones sufridas por la sociedad ateniense, que logró darse cuenta que el poder era controlado por una aristocracia de propietarios de tierras fértiles.
¿Acaso en nuestro país los profesionales no somos cautivos de un pequeño grupo de poder, propietario de las instituciones de salud, llámese ISAPRES, clínicas, laboratorios, o de toda la estructura económica nacional?.
¿Será posible que los kinesiólogos de Chile logremos darnos cuenta del sentido de la democracia como expresión de participación y factor de cambio?
¿Será posible dejar de ser “esclavos” y transformarnos en ciudadanos dentro del pueblo kinésico , representado por el Colegio de Kinesiólogos de Chile?
Como resultado global ningún Consejo Regional pudo cumplir con este mandato estatutario por falta de candidatos, y el nuevo Directorio Nacional fue elegido con la participación de menos de un tercio de los socios habilitados. Dicho de otro modo, hemos elegido un Directorio Nacional con algo más del 5% de todos los kinesiólogos inscritos en el Colegio.
Esta situación no deja de ser alarmante, sobre todo en profesionales que constituyen la masa pensante del país por el sólo hecho de ser universitarios y que deberían comprender que la democracia no es sólo un sistema político, sino también un modelo de vida y un ideal que orienta a la convivencia social.
Este 5% que ha votado en nuestro proceso eleccionario, viene a ser y se asemeja a lo que eran los “eupatridas” o bien nacidos de la Antigua Grecia, en cambio los que no han participado se asemejan a los esclavos que no gozaban de ningún tipo de participación.
¿Con qué autoridad reclamamos a nuestros dirigentes de los bajos aranceles, de una capacitación centralista o falta de campo ocupacional? Con qué autoridad se recurre a la irreflexiva pregunta ¿qué me da el Colegio o qué hace el Directorio?
No resulta necesario describir cada una de las acciones gremiales que ha llevado adelante el Colegio para que en poco más de medio siglo el kinesiólogo de hoy haya alcanzado el status que posee, y si alguno lo duda, que se remita a darle una lectura a la Historia de la Kinesiología en Chile.
Hace más de dos milenios ya había seres humanos luchando por las ideas de Libertad, Justicia e Igualdad, pero sobre todo, en esta lucha participaba todo el pueblo. La noción de democracia en la Antigua Grecia nació de las transformaciones sufridas por la sociedad ateniense, que logró darse cuenta que el poder era controlado por una aristocracia de propietarios de tierras fértiles.
¿Acaso en nuestro país los profesionales no somos cautivos de un pequeño grupo de poder, propietario de las instituciones de salud, llámese ISAPRES, clínicas, laboratorios, o de toda la estructura económica nacional?.
¿Será posible que los kinesiólogos de Chile logremos darnos cuenta del sentido de la democracia como expresión de participación y factor de cambio?
¿Será posible dejar de ser “esclavos” y transformarnos en ciudadanos dentro del pueblo kinésico , representado por el Colegio de Kinesiólogos de Chile?
Klgo. Eduardo Ramírez C.